domingo, 3 de abril de 2011

Nu

Si me miras, me desnudas, me siento tan frágil ante tí... Creo que podrías atravesarme con tu mirada, con esos inmensos ojos que tantas cosas esconden en su oscuridad, con tu pasión, con tu energía y con esos besos que me atrapan. Perdóname si tiemblo o si estoy nervioso pero fueron demasiadas las noches y los días en que no olvidé soñarte, soñar con este momento.

Tu respiración, tu sudor, las cosquillas de tu pelo rozando con mi cara en la cama me hacen sentir vivo, más vivo que nunca y, precisamente por eso, también tengo más miedo que nunca. No importa que me des la espalda, ya no tiene solución y ahora tengo pánico a echarte de menos, a que la memoria me juegue una mala pasada y me haga olvidar tus curvas, tu sonrisa, tu gesto tan dulce y lo maravillosamente especial que me siento cuando me miras, el sonido de tu voz y esas pequeñas palabras "raras" que sabes que me hacen tanta gracia.

No quiero olvidarme del tacto de tu piel en el que, durante unas horas encontré un Eden donde matar a la soledad y donde olvidar el mundo. Prometo recordar siempre el camino que conduce a tu ombligo y he hecho una copia del mapa de las pequitas de tu piel para encontrarme siempre. Quiero cerrar los ojos y siempre tener frente a mi tu sonrisa y tus besos furtivos, los que te robo y los que me robas.

Por todas estas cosas me siento desnudo. Todavía no te has ido y ya estoy echándote de menos, lo siento mucho, intenté evitarlo pero no logré impedir que una parte de ti se colara en mi. Nunca te olvidaré y por eso siempre me sentiré desnudo contigo. A veces para conseguir una sonrisa es necesario derramar unas cuantas lágrimas y yo estoy dispuesto a hacerlo porque es el más justo de los precios.

Sergio, a 3-IV-2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario