martes, 22 de marzo de 2011

II

El mundo se divide entre los que creen que el amor crece poco a poco y los que saben que el amor verdadero es el que nace salvaje y peligrosamente, sin avisar. Un terremoto de pasión que te anega y anula impidiéndote pensar o mover un pie sin pensar en ella, en la pólvora que ha hecho saltar por los aires tu hasta entonces anodina existencia. Es el momento en que puedes descubrir como vivir no es solo dejar pasar los días y respirar por inercia.

sábado, 19 de marzo de 2011

Arañando el cielo

No creo que me hayas dejado de querer pero aprender a odiarme es, sin duda, mucho más sencillo, llevadero y práctico. Yo no creía en el amor... a decir verdad no creía en nada, y tú rebosabas inocencia y ganas de amar y sentirte amada. Y poquito a poco, con cariño y dedicación hiciste de mi un Quijote que encontró en ti a su Dulcinea, a su eterna aunque siempre utópica compañera de la vida. Nunca me atreví a decir en público como imaginaba que serías antes de conocerte. Después de todo era demasiado irreal incluso para mi. Aquel era un momento dificil, sabía que tenía que madurar y dejar de creer en los sueños imposibles pero justo en ese preciso momento te apoderaste de mi ser y mi vida como eso, como un sueño imposible que siempre iba un paso por delante. Alguien que cumplía cada uno de mis anhelos incluso antes de desearlos. Una bendita locura de la que, constantemente, temía despertar. Y de este modo supe que tu piel era el lugar más alto y más acogedor al que nunca llegaría, mi hogar. Tus pequitas sus estrellas y tu pálida y delicada tez el sitio en el que refugiarme, en el que descansar y esconderme. Mi pequeño mundo, mi vuelta al vientre materno.

Cada noche me duele no olerte, echo de menos enmarañarme en tu pelo y resbalarme en tu piel, tus carnes tan duras y tus traicioneras curvas en las que perdí, a fin de cuentas, la vida. Echo de menos sentir la música como la sentía cerca de ti...todo sonaba tan bien. Echo de menos salir contigo y creer cada mañana que esa había sido la mejor noche de mi vida. Echo de menos tu letra de niña y tus dibujos de Barbies siliconadas y rubísimas con corset y zapatos rojos. Echo de menos meter en dedo en el hueco que los corsets hacian en tu espalda y echo de menos la curiosa forma de tu espalda. Echo de menos tus regalos tan perfectos. Echo de menos besar tus ojos cuando llorabas pues, aunque llorabas, estaba ahi para consolarte. Echo de menos sudar por dormir con tu cabezita sobre mi pecho.

Echo de menos sentirte con mis cinco sentidos y embriagarme de ti hasta reventar.